Chau Número Tres
Te dejo con tu vida, tu trabajo, tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres. Sembrando tu confianza, te dejo junto al mundo, derrotando imposibles, segura sin seguro. Te dejo frente al mar, descifrándote sola, sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota. Te dejo sin mis dudas, pobres y malheridas, sin mis inmadureces, sin mi veteranía. Pero tampoco creas, a pie juntillas todo, no creas nunca creas, este falso abandono. Estaré donde menos lo esperes por ejemplo, en un árbol añoso, de oscuros cabeceos. Estaré en un lejano horizonte sin horas en la huella del tacto en tu sombra y mi sombra. Estaré repartido, en cuatro o cinco pibes, de esos que vos mirás
y enseguida te siguen. Y ojalá pueda estar, de tu sueño en la red, esperando tus ojos
y mirándote.
y enseguida te siguen. Y ojalá pueda estar, de tu sueño en la red, esperando tus ojos
y mirándote.
Mario Benedetti
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