En mi calle hay una acera gris donde se pegan las miradas del que mira adonde va. En mi calle hay un banco que es tan largo y blanco como el mármol donde iremos a parar.Yo no sé por qué son tan blancas las altas ventanas que miran al cielo. En mi calle el mundo no habla la gente se mira y se pasa con miedo. Si yo no viviera en la ciudad quizás vería el árbol sucio donde iba yo a jugar. En mi calle de silencio está y va pasando por mi lado es un recuerdo desigual. Yo no sé por qué estoy mirando por qué estoy amando, por qué estoy viviendo. Yo no sé por qué estoy llorando por qué estoy cantando,por qué estoy muriendo.
A lo largo de mis treinta ocho años de existencia llego a la conclusión que disfrutamos la vida de una manera muy distinta a años anteriores. Nos volvemos más sensibles de todo lo que nos rodea y empezamos a percibir con más detalles las pequeñas cosas que nos rodean, es como si nuestra mente se abriera paso en la obscuridad en la que muchas veces y de manera indistinta vivimos el día a día. Alguien dijo que la vida es una lucha continua, yo estoy en desacuerdo. Nos encontramos muy distraidos de la vida y a veces la juzgamos de manera muy imparcial. El éxito para ser feliz radica en hacer lo que a uno realmente le gusta hacer, aquel que lo logra esta infinitamente condenado a ser feliz y estará bendecido para alcanzar el éxito, el cual llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la misma que me motiva a compartir con ustedes este sitio, el cual refleja en gran medida un poco de lo que disfruto y hago con mucho gusto. Otoño del 2006. Ruben Leo
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